Una investigación con encuestas de consumidores* muestra que buscar tu propio árbol es una de las experiencias navideñas que la gente más recuerda de su niñez. Es una tradición que puede ayudar a fortalecer los lazos familiares y que se puede compartir y transmitir de generación en generación. Los recuerdos continúan después de llevar el árbol al hogar, donde se convierte en el eje central de las fiestas y llena el espacio con el inconfundible aroma de la Navidad.
* Según una encuesta en línea llevada a cabo por el Real Christmas Tree Board (CTPB) en septiembre de 2019 de 2,000 padres con niños de entre 0 y 17 años
La decisión de celebrar la Navidad con un árbol natural tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Antes de ser cortado, un árbol natural se cultiva durante unos 8 años en el campo. Por eso, en lugar de ser fabricado, un árbol natural convierte el CO2 en oxígeno, proporciona un hábitat para la vida salvaje y mantiene grandes extensiones de espacios verdes en toda Norteamérica. Y, a diferencia de los arbolitos artificiales, cuando ya no te haga falta, uno natural es 100% reciclable y 100% biodegradable.
Cuando eliges un árbol natural, regresas el dinero a la economía local. Esto ayuda a los vendedores y a sus empleados, así como a los productores de árboles. Casi todos los arbolitos artificiales son importados, y si bien un vendedor local se beneficia con tu compra, una parte del precio de venta se destina al fabricante extranjero.